Por Joaquín Carbonell
Acaba de colgar su exposición La esencia del ser , en la Escuela de Artes de Zaragoza (hasta el 21 de
febrero), donde sus cuadros combinan el acrílico con pequeños objetos industriales y el fruto es de una cálida elegancia.
-La entrevisté hace siete años y titulé así: "Este juego se va apoderando de
mí"
-Sigue siendo un juego, pero menos complicado. Las cosas resultan más sencillas de lo que te
imaginabas. Al principio te agobias por todo, te complicas mucho la vida...
-Es decir, que ahora su arte es más sencillo.
-Tengo yo más claro lo que quiero hacer. Yo creo que entonces me estaba interiorizando demasiado,
pero es una etapa por la que hay que pasar. Han sucedido muchas cosas en mi vida y eso está en los cuadros.
-¿Se atreve a interpretar su propia obra?
-Claro, pero no me gusta decir lo que significa la obra para mí; es mejor así, porque ves la
opinión de los demás, pero yo no quiero intepretar mi propia pintura. Antes de pintar un cuadro hago un boceto y antes de comenzar ya está perfectamente esbozado y hasta que no lo tenga claro no
me pongo a pintar. Se pueden modificar cosas, pero el cuadro está planificado de antemano.
-Le ha puesto a la exposición un título muy filosófico: "La esencia del ser"
-El título siempre lo dejo para el final, y casi todos los que he puesto a mis exposiciones los
extraigo del catálogo; en este caso pertenece a Nacho Bernués. Y estoy de acuerdo porque coincide con la obra.
-No habrá crítico que le dé un palo, sabiendo que usted es pareja de otro crítico.
¿Funciona el corporativismo?
-Yo creo que no... Quizás al principio podían ampararme un poco, tenía esa duda,pero a estas
alturas yo creo que ya no. Con esta obra estoy segura de que no necesito la protección de ningún crítico ni siquiera del que tengo en casa.
-¿No causaremos ningún conflicto con esa pregunta? No quisiera yo...
-(Risas) No, no, no te preocupes, déjamelo a mí.
-Va a vender mucho: sus cuadros quedan muy bien en los bonitos salones.
-Son en formato grande y me gusta. Son muy llamativos.
-Incorpora elementos orgánicos y objetos.
-Sí, es la primera vez que pongo elementos industriales: gomas, corchos, cables de
altavoces... El resultado es estupendo. También hay un cambio en los colores, he trabajado por vez primera el blanco y el negro, el morado... La encuentro más sólida la obra. He tratado de buscar
la belleza en lo más simple, que es algo que perseguía hace tiempo.
Por Joaquin Carbonell. 25 de
enero de 2003. El Periódico de Aragón. Sala Escuela de Artes.