La sustancia del color pictórico
Edrix Cruzado se reafirma
en los valores de su pintura, el color y la luz-sombra
En su trayectoria, Edrix Cruzado (Puerto Rico, 1963) ha surcado diversas etapas que le han permitido sumergirse en
el territorio convulso de gestos inestables, prolongarse en los efectos de transparencias y gradaciones, zambullirse en la seducción del color y participar del fluir de ritmos evocadores, sin
perder nunca el equilibrio y la elegancia estética. En el conjunto de obras realizado desde 2003 hasta la actualidad que presenta en la sala Juana Francés, Edrix Cruzado se reafirma en algunos de
los valores de su pintura, que con el paso del tiempo le van dando carácter: el color y la relación luz-sombra. No en vano, para Leonardo da Vinci la pintura era combinación de luz y
sombra entremezclada con las diversas cualidades de los colores simples y complejos. Todo en la pintura de Cruzado deriva de este fundamento que resalta con la incorporación al espacio ilusorio
de la pintura de objetos reales, que acentúan sombras en función de las luces proyectadas, y la articulación en zonas de color contrastado que igualmente se corresponden con puntos destacados en
la escala de luz y oscuridad: negro, blanco, rojo y amarillo, los únicos cuatros colores que, según afirmaba Plinio, se empleaban en la Grecia clásica, aunque había cierta confusión entre el
verde y el rojo.
Briget Riley defiende que, dada la inexistencia de principio rector firme para fundar la tradición del color en la pintura,
cada sensibilidad artística individual tiene la oportunidad de descubrir un medio de expresión único. Y así, ejercita en la sustancia de color aplicándolo sobre la superficie del cuadro en capas
sucesivas que acentúan la densidad, la textura y hasta el olor de los suntuosos amarillos, rojos y verdes, y del negro más profundo. El espacio monocromo es habitado en su interior por una zona
de color blanco donde Cruzado incorpora, según un orden, elementos metálicos, tubitos con pigmentos o cintas de plástico que multiplican las sombras y propician la creación de nuevos espacios que
sólo su firma interrumpe.
Chus Tudelilla
Crítica de arte
9 de febrero del 2007. El
Periódico de Aragón. Sala Juana Francés.